Este breve estudio (56 páginas) analiza el papel de los españoles en su sistema político durante el franquismo tardío, enfocándose en la forma en que el régimen articulaba participación política mediante estructuras como asociaciones, candidaturas oficiales, y el Movimiento Nacional. Vasallo examina cómo funcionaban las Cortes franquistas, el Consejo Nacional y cómo se organizaba la legitimación del poder político bajo la democracia orgánica, destacando la ausencia de pluralismo real y la subordinación de la representación ciudadana a las instituciones del régimen. Además, el autor aborda el fenómeno del referéndum y la propaganda política como mecanismos para involucrar —o simular involucrar— a la población. Contrasta ese modelo con el parlamentarismo liberal más clásico, argumentando que el sistema franquista suprimía la disidencia y concentraba el poder en un partido único, mientras que mantenía una fachada de “participación” mediante figuras como Torcuato Fernández Miranda o Carrero Blanco. Vasallo ofrece una mirada crítica, aunque desde dentro del aparato institucional, sobre cómo se utilizaba la política para legitimar el régimen en lugar de fomentar la democracia auténtica.