En estos admirables relatos, Stendhal retoma sus temas favoritos, centrados en el sofocado y violento conocimiento que tiene de la pasión amorosa. La prosa stendhaliana se halla aquí en su tensión máxima, transparente y alta, organizada con el fin de transmitirnos la agonía, los caprichos, los límites últimos de ese sentimiento, el único cree él, por el que el hombre logra perderse de vista a sí mismo.