El protagonista, Alberto Díaz de Guzmán, aparece como hombre maduro, pasado de la treintena, rico, artista y culto. Aunque tiene una novia buena y enamorada, Josefina (Fina) —hija de don Medardo Tramontana—, se entrega a todo género de excentricidades y devaneos, que causarán la desesperación y muerte de la muchacha. Después, es perseguido por la justicia como supuesto autor de la desaparición de una chica galante que lleva a su casa una noche de borrachera, y de la que nadie había vuelto a tener noticias. Durante una temporada, Alberto se une a un circo ambulante, haciendo de payaso y representando pantomimas; pasa luego otro periodo en Londres, donde se relaciona con su amigo el escocés Roberto MacKenzie (Bob), casado con una ex bailarina griega, y con otros curiosos personajes. En esta ciudad, recibe la noticia de la fuga de su banquero —Hurtado, cuñado de Fina— y de su ruina consiguiente. Vuelve a su tierra gallega, sufre algunos desengaños, se reconcilia momentáneamente con Fina, recupera sus bienes por la detención de Hurtado. Después, aparece en Lugano tejiendo un extraño idilio con la hija del alcoholizado Bob..., para romperlo también, y presentarse en el pueblo otra vez en un breve capítulo último, en el que recibe una enérgica maldición en gallego, por parte de Anastasia, tía de Fina.